La zona de Santiago posee siglos de historia. Mucho antes de que los españoles le pusieran su nombre, esta tierra fue ocupada por diferentes pueblos con grandes riquezas culturales, las cuales, debido a la actual ocupación urbana del territorio, han sido difíciles de investigar arqueológicamente.
Como explica la arqueóloga Verónica Reyes, quien se ha dedicado a trabajar en arqueología histórica, las investigaciones arqueológicas “duran varias etapas, las excavaciones no se desarrollan en períodos cortos de tiempo, sino que implican una concatenación de trabajos en la práctica que son muy difíciles de desarrollar en un área urbana, con lo que significa el área urbana, porque son áreas que están densamente pobladas”, afirma.
En este sentido, las obras de modernización de la ciudad que implican excavaciones del subsuelo, como por ejemplo las obras del Metro de Santiago, han sido una oportunidad para llevar a cabo importantes rescates arqueológicos, los cuales han entregado información valiosísima sobre la ocupación pasada de nuestra capital.
Hallazgos en las excavaciones del Metro de Santiago
Verónica Reyes ha trabajado realizando rescates arqueológicos para el Metro de Santiago por más de quince años. La arqueóloga, ha visto la relevancia de los hallazgos que se han llevado a cabo en los piques de las diferentes líneas que se han construido y explica que la información obtenida en estos rescates ha sido muy importante, ya que era información con la que no contaban.
Según Reyes, “Metro, al igual que otros proyectos, interviene grandes superficies de terreno, entonces la información que ellos pueden estar afectando, es mucho más significativa que trabajos más puntuales”.
Como relata Verónica, hasta los años noventa, los hallazgos arqueológicos en el área urbana de Santiago habían sido ocasionales y las investigaciones se habían centrado en el área rural, “entonces toda la información del pasado prehispánico o colonial de Santiago, a través de la investigación arqueológica, prácticamente no se tenía hasta que comienzan estas intervenciones arqueológicas más sistemáticas”, declara.
La arqueóloga, cuenta que estuvo presente en la primera investigación arqueológica que Metro realizó en sus obras, durante el año 98, en la construcción de la línea 5, en el sector de Plaza de Armas, área emblemática del casco histórico. “Han aparecido bastantes sitios arqueológicos de relevancia en las construcciones de las líneas del Metro, particularmente lo que a mí me tocó excavar, en el primer período, cuando se excavó la Plaza de Armas, por ejemplo, ahí aparecieron muchas obras posiblemente del período colonial, […] y también restos republicanos y restos prehispánicos”, expone y añade “el volumen de hallazgos en ese espacio fue bastante importante, aparecieron restos del cementerio de la antigua catedral”.
Durante las excavaciones de la segunda extensión de la línea 5, encontraron un cementerio incaico en la zona de Quinta Normal, con alrededor de 11 cuerpos y 40 vasijas, relata Reyes y afirma que esa fue la primera vez que se excavó un cementerio incaico de forma sistemática dentro del área urbana, ya que anteriormente los hallazgos habían sido ocasionales. “Fue bastante relevante porque eso a uno le permite rescatar toda la información de forma sistemática, con metodología sistemática y eso finalmente se traduce en que la información que te aporta el sitio arqueológico es mucho mayor que cuando se generan estos hallazgos fortuitos”, explica.
Durante las construcciones de la línea 6, en el pique Europa, a dos cuadras de Providencia por la calle Pedro de Valdivia, hallaron un cementerio del período denominado Alfarero Temprano, que va desde el año 0 hasta aproximadamente el año 900 d.C. En éste, se encontraron más de 60 entierros y 90 vasijas, “era la primera vez que aparecía un cementerio tan denso […] y se excavó prácticamente en la totalidad, dentro de la superficie de intervención de Metro”, afirma la arqueóloga.
Verónica también relata que en la zona oriente y norte de Santiago, en los diferentes piques de la línea 3, se volvieron a encontraron restos del período Alfarero Temprano, al igual que el cementerio del pique Europa, pero sin estar asociados a entierros, sino más bien a ocupaciones habitacionales. “Entonces toda esa información parcelada que de alguna forma va graficando la dispersión de estas comunidades alfareras tempranas, te permite ir armando un puzzle de cómo se asentaron estas poblaciones en ese territorio”, declara y agrega que combinando esta información con otras investigaciones que se han desarrollado para Chile central durante el mismo período “te permite ir conociendo un poco más de la cotidianidad de los primeros pobladores que habitaron la cuenca de Santiago antes de la llegada de los españoles”.
En la extensión de la línea 3, además, encontraron otro cementerio incaico, lo que ayudó a dar cuenta de que la mayor cantidad de ocupaciones alfareras tardías estuvieron en el lado norte de Santiago, a diferencia de las ocupaciones alfareras tempranas, que estuvieron también hacia el sector oriente.
Las evidencias de la época colonial y republicana de la capital, también han sido encontradas en estas intervenciones, “el volumen de material que sale de las excavaciones de Metro, sobre todo en el área más antigua de Santiago, lo que es la comuna de Santiago, la comuna de Independencia, es gigante […] y por eso también el volumen de gastos y de costos que seguramente ha tenido que invertir Metro, porque son áreas que tienen, no sé, 200 años, 500 años en el caso del centro de Santiago, de intervención”, expone la experta.
Además, la arqueóloga menciona sobre los restos coloniales encontrados, que estos dan cuenta de la acción que las poblaciones santiaguinas coloniales españolas tuvieron con otras colonias de América, evidenciando cómo fueron circulando los productos y qué tipos de objetos llegaron a la capital. Y, añade que, a través del análisis de esos objetos, se pueden estudiar una serie de temáticas, caracterizar a la población que vivió en Santiago, y saber, por ejemplo, a qué recursos tenían acceso o si habían diferencias sociales.
Un largo proceso
Según relata Verónica, llevar a cabo un rescate arqueológico para las obras de Metro es una tarea larga, que posee diferentes etapas. Para las obras en las que trabajó la arqueóloga, Metro se sometió voluntariamente al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental y recibió por medio de Resoluciones de Calificación Ambiental (RCA) las exigencias para las intervenciones, dictaminadas por el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN). En un principio, se solicitaba que durante las excavaciones de la obra, un arqueólogo estuviera mirando los movimientos de tierra por si aparecía algo, y en caso de ser así, detuviera los trabajos, lo que tenía costos muy altos.
Como esa metodología arrojó que efectivamente habían hallazgos en las excavaciones, Reyes cree que el CMN fue cambiando su metodología y para prever esta situación, comenzó a solicitar pozos de sondeo previos a las obras, para ver si debían hacerse excavaciones de rescate o liberarse los piques.
Según explica la arqueóloga, el tiempo que demoran los sondeos previos dependerá, entre otras cosas, de la cantidad de pozos que solicite el CMN. “En general el consejo era muy consciente de los tiempos de Metro, pero hay tiempos que no se pueden soslayar,
Sobre los tiempos que se requieren para estos trabajos, los cuales muchas veces son criticados, Verónica revela que, con la experiencia que Metro posee trabajando con rescates arqueológicos, los tiempos de trabajo ya deberían estar considerados en la organización de las obras. Pero, desde otro punto, también afirma que nunca se sabe la envergadura del sitio arqueológico que se investigará. En ese sentido, es más difícil prever los tiempos, explica la experta y agrega que “por otro lado, también ya han habido suficientes excavaciones en el centro de Santiago para poder estimar cuáles son las áreas arqueológicamente más densas que otras, entonces, obviamente que esa información tiene que ser considerada, y que en función de esa información son los tiempos que tienen que planificarse”.
Luego de llevar a cabo los rescates arqueológicos, se liberaban los piques para que Metro siguiera trabajando y los objetos encontrados iban a un proceso posterior de análisis, que puede ser tanto o más largo que el primero, como relata Reyes.
La arqueología ha sido una ciencia de gran ayuda para conocer a las culturas que vivieron antes que nosotros en nuestra capital, ya que a través de sus investigaciones nos ha entregado información que no habríamos podido adquirir de otra manera. “Los estudios de arqueología son importantes, porque en el fondo te permiten conocer períodos de la historia de la humanidad que a través de otras formas es imposible conocer”, expone la arqueóloga y añade sobre la relevancia de las investigaciones que se han llevado a cabo en las obras de Metro, que “todos los trabajos que se han desarrollado en torno a esas intervenciones de Metro han sido súper importantes, porque finalmente con el volumen de intervención que ellos generan, si no hubiera un rescate sistemático de la información, todo eso se perdería”.