Inaugurado en noviembre de 1985, el Museo de La Ligua –alojado en el antiguo matadero de la ciudad–, lleva más de tres décadas abocado al rescate patrimonial y la labor educativa, especialmente dirigida a las comunidades de la zona. Gracias a la adjudicación de dos nuevos fondos estatales, este 2017, el museo se encuentra realizando una importante renovación de su infraestructura, además de labores de conservación preventiva y puesta en valor de sus colecciones.
Un equipo de doce personas, liderado por el arqueólogo y museólogo, Darío Aguilera, trabaja en el Museo de La Ligua, recinto municipal ubicado a pocos metros de la Plaza de Armas de la ciudad, que recibe anualmente más de 25 mil visitas al año.
Piezas de la provincia de Petorca de tipo arqueológicas, históricas y etnográficas, son parte del museo, el que cuenta con las colecciones esqueletales del sitio Cementerio Valle Hermoso y Los Coiles, y de una cantidad importante de material arqueológico, correspondiente a restos de cerámica, de talla lítica (piedra), ecofactuales, y malacológicos, provenientes de diversas excavaciones arqueológicas de la provincia y adscribible a distintos desarrollos culturales de la zona como, la Dunas de Longotoma, Pedernales, Alicahue, y sitios arqueológicos como, Los Duendes de Zapallar, Pullally y Cachagua, entre otros.
Con una importante presencia en la zona, este año el recinto se encuentra ejecutando el proyecto “Conservación y didáctica de las colecciones arqueológicas del Museo de La Ligua. Una propuesta innovadora”, iniciativa financiada por el Fondart Regional del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA), además de un proyecto de renovación del edificio y su entorno, con el financiamiento del Fondo de Infraestructura Cultural pública y privada del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA).
Respecto al proyecto de conservación, Darío Aguilera cuenta que éste corresponde “a una segunda etapa de un trabajo que veníamos realizando en nuestra área de colección –esta vez enfocado principalmente a material lítico y cerámica–, en el cual se están estandarizando los protocolos de las labores de conservación preventiva de nuestras colecciones arqueológicas y antropológicas provenientes de sitios de la provincia de Petorca, que han sido algunos de ellos investigados en el marco de proyectos Fondecyt de la década del noventa, y otros, que han llegado acá a partir de rescates y salvatajes que hemos realizado con el museo”.
Además de los materiales e insumos requeridos para ejecutar los tratamientos de conservación y los honorarios para el equipo que está trabajando en esta labor, integrado por Juanita Oyanedel Pérez, antropóloga física, y Giselle Ossandón Silva, conservadora, “la idea es poder generar instancias en las cuales la comunidad de La Ligua, pueda conocer el valor cultural y científico de estas colecciones, a partir de talleres que nosotros realizamos en conjunto con el área educativa del museo, donde vamos acercando la información y los contenidos que tienen estas colecciones a la comunidad escolar y público general”.
En este sentido, Aguilera detalla que el museo está haciendo visitas guiadas al depósito del área de colecciones, donde las especialistas van relatando a los visitantes sobre los procedimientos que se realizan, qué tipos de colecciones son y el valor cultural que ellas tienen. Con los más pequeños se trabaja alrededor de una recreación de sitio arqueológico al aire libre. En ese entorno se les explica a los escolares la técnica de excavación, y luego van pasando por todo el proceso, “desde el yacimiento a la conservación, van viviendo las distintas etapas que tiene esto. Entonces, les vamos contando los roles que tienen los arqueólogos, antropólogos y conservadores en este trabajo. La visita culmina con una visita al depósito donde tenemos unas cajas seleccionadas para que ellos puedan apreciar lo que se hace”, cuenta el director del museo.
Remodelación
Respecto al proyecto de remodelación, el Museo de La Ligua está ejecutando casi 80 millones de financiamiento del CNCA, que permitirán el cambio de techumbres, cielos, pintura exterior, ampliación de baños, mejoramiento del entorno donde están los patios del recinto, además de la construcción de vías de acceso universales, que permitirán a personas discapacitadas, trasladarse tanto a la muestra permanente como a los patios del museo.
“Esto tiene que ver con la demanda de la comunidad por estos espacios, que cada vez tienen más actividades, más labores, entonces, se hacen pequeños o hay que irlos mejorando”, concluye Darío Aguilera.