Este sábado 18 de noviembre, la Mesa de Trabajo Sitios de Memoria del Colegio de Arqueólogos de Chile, realizará la “Jornada Final sobre Sitios de Memoria y Arqueología”. En el marco de esta actividad -abierta a la ciudadanía- se divulgarán documentos dirigidos a apoyar la gestión, preservación, investigación y difusión de los sitios de memoria de nuestro país. La arqueóloga Victoria Castro, participante de esta iniciativa, ofrece en la siguiente entrevista una mirada sobre el rol de la arqueología y los temas de memoria y derechos humanos vinculados a la historia reciente de Chile.
“A mí me interesa todo lo que tiene que ver con la memoria de este país. Por un lado, por mi profesión es natural que así sea. Pero por otro lado, desde la perspectiva humana me interesa mucho. Tuve una hermana que es sobreviviente de Villa Grimaldi, no es menor este tema, es fuerte. Además tengo a toda mi familia exiliada afuera”, dice Victoria Castro Profesora Titular y Emérita de la Universidad de Chile y académica de la Universidad Alberto Hurtado, consultada sobre su vinculación al tema de arqueología y memoria, que hoy la tiene entre otras cosas participando en la Mesa de Trabajo convocada este 2017 por el Colegio de Arqueólogos de Chile, con el fin de dar respuesta a la demanda creciente de apoyar profesionalmente los procesos de recuperación de sitios y lugares de memoria vinculados a la dictadura civil-militar (1973-1990).
-¿Por qué cree que es necesario hoy que la arqueología se involucre activamente en los temas de memoria vinculados a las violaciones a los derechos humanos ocurridas en Chile en las últimas décadas?
Es necesario porque hay una tendencia en nuestra sociedad global o en nuestra sociedad chilena del borrón y cuenta nueva y eso no puede ser porque la memoria, el olvido, la conmemoración y el recuerdo todavía son cruciales especialmente para quienes aún están esperando enterrar a sus muertos, esperando saber dónde está su gente. Este es un tema de justicia social, es un tema absolutamente sensible en nuestra sociedad porque hay mucha gente que sigue muy afectada y nosotros como arqueólogos podemos aportar algunos elementos desde la cultura material también. Hay una memoria en los objetos que desde un contexto arqueológico se puede recuperar.
-¿Y usted cree que la arqueología ha podido efecticamente aportar en este ámbito?
Es una tarea que hemos tenido, pero nosotros somos una disciplina joven también, tenemos nuestra Sociedad Chilena de Arqueología que es una sociedad científica que va por otro carril. Por eso cuando se crea el Colegio de Arqueólogos, que es muy vasto en el sentido de intereses, se crea con la idea de no olvidar que la arqueología es también una ciencia social y se ocupa de todo lo que afecta a una sociedad en el pasado. Además hay una arqueología contemporánea que obliga a esto por lo que ha sucedido desde la Segunda Guerra Mundial.
-En ese sentido, ¿cuál es el rol que la disciplina puede asumir en los temas de memoria vinculados a la historia reciente y en particular con los sitios que existen en Chile?
Existe una arqueología histórica desde hace mucho tiempo, y también existe una arqueología contemporánea o una arqueología del ayer. Nosotros podemos llegar a hacer una arqueología de comunidades que abandonaron un sitio hace 20 años, podemos hacer una arqueología de las salitreras, en fin. A través del elemento material podemos sacar muchísimos datos que combinados con la historia, la antropología, etc., pueden alumbrar más todavía la historia de cualquier pueblo.
-Considerando esas posibilidades disciplinarias, ¿por qué entonces la arqueología debería necesariamente hacerse parte en estos temas?
Bueno porque no podemos cerrar los ojos a una realidad histórica que sucedió, ni podemos suponer que la arqueología es apolítica. Todo es político en el sentido de que es social y no se trata de una política contingente sino de una política en el sentido de cómo se hacen las cosas, dónde está la moral, etc. También está todo el tema de los objetos de las personas que desaparecieron, de la resistencia de los que quedaron, de tanta cosa que se tuvo que hacer tan calladamente con la represión, pero sobre todo hay un interés disciplinar porque la arqueología pueda cubrir espacios que de alguna forma son negados en la sociedad, porque de alguna forma a la gente le incomoda hablar de estos temas.
-¿Y cree que hay un nuevo grupo de arqueólogos interesados en participar activamente en estos temas?
Sí, creo que hay un grupo de personas interesadas, de alumnos nuevos y jóvenes que no porque tú les estés marcando el paso tienen esta opción, sino que por historias de vida, o porque hubo cosas de las cuales ellos no sabían cuando las vieron. Hay un porcentaje importante de estudiantes de arqueología y antropología interesados en estos temas, en el sentido de conocer un pasado tan cercano que desconocen. Veo un interés súper sano y poco cargado a nada, sin rabia, sino un interés real por conocer primero y luego por estudiar este tipo de arqueología.
-Y siendo parte de esta Mesa de Trabajo, ¿cuál crees que es su desafío?
Creo que el desafío mayor es una mesa sencilla, no simple, en el sentido que tiene una proposición bastante clara de que es, lo que puede aportar al esclarecimiento de las cosas y, sobre todo, a lo que va a ser el resguardo de la memoria. La idea es que sea rememorativa, que tenga la posibilidad de que la gente entienda por qué la arqueología y cómo la arqueología puede ayudar en todo esto, y que tenga una claridad sobre qué son los sitios de memoria. Hay bastante diversidad en los lugares donde han sucedido cosas, lo importante es que sean reconocidos y que cada vez sean más naturalmente reconocidos, si no se puede negar la historia. Creemos que este es un primer paso importantísimo, porque ha habido un conjunto de gente que se ha interesado en esto y habrá otros que lo harán en fechas posteriores. No somos los primeros, pero la información está dispersa y en la medida que la gente se conozca puede haber relaciones entre arqueólogos, sociólogos, antropólogos, historiadores, gente que estudia los restos humanos, y desde ahí pensar ¿cómo se hacen los usos políticos de la memoria?, o sea, ¿hay una forma social y positiva de ver esto moralmente? ¿O hay que seguir trabajando y construyendo ese tipo de trabajo? Aquí hay gente con distinta experiencia que pueden dar cuenta cómo se construyen los paisajes que son recordatorios, que en cierto sentido son dolorosos, pero también curativos en la medida que tú puedas saber qué pasó con tu gente.
-Por último, ¿hacia quién se abre esta Mesa? ¿Hay un ánimo de llegar a la ciudadanía, a los encargados de los sitios de memoria, a los familiares de las víctimas?
Absolutamente. Los académicos vivimos generalmente en una torrecilla de cristal, que es muy cómoda, pero es necesario que la gente sepa de un montón de cosas que hacemos diferentes. Este es un lugar donde nos van a encontrar, donde podemos hablar de este tema que es el central en este caso, o de otros temas, y en ese sentido es una actividad abierta a la ciudadanía. No es una cuestión apoteósica, ni con grandes ponencias, es algo sencillo y concreto, que creemos que tiene mucho más peso que algo demasiado amplio y muy teórico: Que la gente logre comprender estos espacios simbólicamente relevantes para unos y para otros, en un sentido positivo y negativo. Que los conozcan, que sepan que existen y que son lugares relevantes para colectivos importantes de la sociedad.
Más información sobre la actividad en el siguiente link https://colegiodearqueologos.cl/jornada-final-sobre-sitios-de-memoria-y-arqueologia/