Vecinos de Limache frente a daños en sitio arqueológico: “Hay un tremendo pedazo de historia en el lugar que se puede perder”

Los integrantes del Equipo de Defensa Patrimonial Ancestral Piedras Tacitas del Cajón del Lebu (Región de Valparaíso) denunciaron la intervención de piedras tacitas de importante interés arqueológico y patrimonial ubicadas en el sector. 

En junio de 2020 los vecinos del Cajón del Lebu descubrieron una piedra tacita dañada en una zona de trabajo inmobiliario. Este encuentro causó gran indignación en los habitantes del lugar, quienes se agruparon para visibilizar y denunciar este incidente, conformando el Equipo de Defensa Patrimonial Ancestral Piedras Tacitas.

Según relata Angeolina Azócar, residente del sector, activista encargada de Vínculos Identitarios de Fundación Raíz Limache y miembro del equipo de defensa de piedras tacitas, “es una tremenda roca y se ven dos horadaciones bastante importantes, pero una de ellas totalmente afectada. Al ver la roca se evidencia inmediatamente que falta la otra parte”, declara.

La Licenciada en arqueología de la Universidad de Chile, Lorena Arancibia, fue una de las primeras expertas en evaluar y registrar los daños ocurridos en el sitio arqueológico. Según su informe, la investigación fue requerida por “agrupaciones y habitantes locales que pretenden denunciar el daño patrimonial realizado por empresa inmobiliaria que ejecuta trabajos y venta de parcelas en el sector”. 

La arqueóloga explica en su registro que se encontró un “bloque rocoso granítico con evidencias de quiebre intencional antrópico” y que en el lugar no se observó restos del bloque, pero sí se encontraron fragmentos cerámicos, que, según expone, confirma la presencia de materialidad cultural.

Por otro lado, la experta escribe en su informe que uno de los caminos vehiculares recientemente construidos con maquinariapasa inmediatamente al costado de la piedra tacita afectando directamente el sitio arqueológico”, y más adelante añade que éste también afectaría los posibles hallazgos asociados a la piedra.

Además, Arancibia menciona en su trabajo que la piedra tacita evidencia un quiebre intencional realizado por herramientas de perforación, cuya marca es posible de observar. Y que además se puede notar que fue removida de su lugar original. “El daño al sitio arqueológico Piedra Tacita CL1 es alto y es de origen completamente antrópico”, registra la arqueóloga.

Un segundo hallazgo

A un par de kilómetros de la primera roca, se encontró otra piedra tacita bajo tierra. “Años antes se había hecho un registro de esta segunda piedra. Es una piedra muy grande, por lo menos unas 30 horadaciones de diversas formas y profundidades”, relata Angeolina.

Este segundo hallazgo es de gran relevancia, ya que como explica Lorena Arancibia en entrevista, esta piedra tacita sería única en la zona, por su gran dimensión y la cantidad de horadaciones que posee. Según la arqueóloga, la piedra no posee mucha altura, por lo que se está a ras de suelo, y agrega que una parte de ésta se encuentra cerca de un camino vehicular que podría expandirse.

Sobre este tema, Azócar expone que como la roca se encuentra por debajo de la tierra, estaría más propensa a ser dañada, y añade “se nos hace súper importante evidenciar esta segunda piedra enterrada”.

Una lucha sin respuestas

El Equipo de Defensa Patrimonial Ancestral Piedras Tacitas del Cajón del Lebu es un grupo intercultural, conformado por agrupaciones ambientales, pueblos originarios, arqueólogos, abogados y vecinos de la V Región, entre otros. Su objetivo es conseguir que se resguarden estas dos importantes piezas, las cuales están expuestas, según afirma Angeolina, a sufrir mayores daños irreparables.

“El miedo es que se siga rompiendo. El consejo (CMN) es lento, en enero apareció, pero no ha hecho nada al respecto”, menciona la activista y cuenta que han sido ellos los que han puesto carteles para demarcar y cuidar estos espacios.  

A pesar de los múltiples esfuerzos, de las diferentes denuncias y reuniones que han tenido con el municipio y otras instituciones, no ha habido una respuesta por este daño al patrimonio arqueológico nacional. “Como ciudadanos hemos ocupado nuestro tiempo y nuestros recursos en llamar a todas las entidades y aquí es como que nada sucede, todo queda así, en nada”, declara Azócar.

“Todo es tan ambiguo, tan desolador o ineficiente, ya no sé como calificarlo, porque en realidad causa bastante indignación”, expone Angeolina y agrega “hay un tremendo pedazo de historia en el lugar, que se puede perder”. 

Falta de resguardo del patrimonio cultural

A pesar de que las piedras tacitas están protegidas por la ley 17.288 del Consejo Monumentos Nacionales, por ser monumentos arqueológicos, y que su destrucción es sancionada y multada según la ley, este tipo de incidentes siguen sucediendo. 

Esto se da, según Arancibia, porque no existe un real resguardo de la Ley de Monumentos Nacionales, “realmente en la práctica no se produce ninguna protección y (la ley) no tiene ningún peso para los que ejecutan la intervención de los sitios. Porque pasa harto tiempo y en realidad la multa o el castigo no es significativo”, afirma la arqueóloga y agrega que el problema es que la ley es más bien reactiva, es decir que las sanciones se aplican posterior a la afectación de los sitios, en vez de ser preventiva, evitando la intervención, “por lo que se vuelve ineficiente a la hora de prevenir daños a sitios arqueológicos”, declara.

Para la experta, la destrucción de estas piedras es lamentable, ya que en términos científicos este patrimonio es relevante para conocer a las poblaciones y grupos que habitaron esas zonas y que tenían piedras tacitas dentro de su materialidad y cosmovisión. Y también, porque para los pueblos originarios estos sectores son lugares sagrados y “son relevantes para ellos como un patrimonio ancestral”, finaliza. 

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