8 de junio de 2020
La situación que viven las comunidades Mapuche es de una vulneración constante a los Derechos Humanos. La usurpación y la protección del despojo histórico, se materializa en seguidillas de atentados, emboscadas y amedrentamientos que el mismo Estado ha mantenido y propiciado en el Sur, Estado que, de acuerdo a sus propias leyes, debe propender al bienestar de sus habitantes. El asesinato de Alberto Alejandro Treuquil no puede pasar impune, han sido demasiadas las víctimas de la imposición político-económica comenzada hace ya 150 años (la generación de las tátara y bisabuelas), con el ingreso del Ejército Chileno al Gülumapu, un territorio ampliamente habitado desde hacía miles de años. La comunidad We Newen, a la cual pertenecía Alejandro Treuquil, ha sido víctima de un recrudecimiento de esta situación de hostigamiento de parte de las fuerzas del Estado desde el 13 de mayo de este año.
En este lugar de Chile, niños y niñas reciben perdigones por parte de Carabineros en forma reiterada, bajo la justificación de desalojar procesos de reivindicación territorial. No es posible que una niña o un niño reciba un proyectil de un Estado que privilegia la defensa de las ganancias económicas de accionistas de holding, por sobre los derechos de la infancia; no es posible que se mantenga amenazadas, se balee a personas y se asesine a un hombre, bajo el oscuro alero del toque de queda, ni que una mujer sufra el aborto de un embarazo de cuatro meses, por el gas lacrimógeno.
El tiempo de las reducciones dejó su huella, pero ya pasó, y hoy la población crece con las diferencias culturales que la enriquecen y es en ese sentido que el Estado debiera estar a la altura y ser capaz de aplicar el conocimiento acumulado que le entregan, por ejemplo, las ciencias sociales financiadas a través de sus mismos programas de investigación, y optar por el bienestar de sus habitantes, descartando de plano el sufrimiento que provoca en la vida de los ciudadanos, la permanente represión militar y policial ante las exigencias de usufructo de territorio usurpado. El Sur de Chile debe ser desmilitarizado y los territorios exigidos deben ser restituidos, en un proceso de diálogo con las autoridades locales.
El amor al prójimo es algo que está en la formación cristiana que profesan las actuales autoridades de Gobierno, así como el Ejército venera como su patrona a la Virgen del Carmen y el Parlamento comienza sus sesiones en nombre de Dios. No matarás…pero nuevamente se ha asesinado a un hombre, en nombre de la propiedad y el dinero. En todo este contexto, es imprescindible que el asesinato de Alberto Alejandro Treuquil no quede impune, no puede agregarse un nombre más a la larga lista de los asesinatos en el Gülumapu que quedan sin justicia.
Lamentamos en lo más profundo de nosotras y nosotros, la muerte de Alejandro Treuquil y enviamos nuestro más sentido pésame a su familia y lof.
COLEGIO DE ARQUEÓLOGAS(OS) DE CHILE A.G.